Por siempre vacio.
Con los sueños te mueves, sin embargo, carecen de límites. Nunca se me ha dado el poder de manejar lo que deseo, sólo pido y pido para nunca recibir, puesto que nunca doy, como acostumbro. Dicta en mí una pesadilla de letras interminables, amargura que no se cura y lastima mi lengua y mi ser. Mi mente no es tan fuerte como creía y es cada vez más difícil guardar el dolor de mi soledad. Aún así, debería ser mi prioridad detener mis palabras de odio y desesperación...tengo fuerza de voluntad, no soy un animal...
Haciendo notar la ausencia de mi control, cometo el crimen de dejar salir cuanto sentimiento obsceno y degradante viene a mi pobre cabeza. Expreso con repulsiva sinceridad todo mal que provoca aquella nube tóxica en la que, por lo visto, me enorgullece nadar. Créanme, amigos, que no he encontrado el por qué gusto de intoxicarme de esta forma. Tampoco concuerda en mi lógica el por qué todos pueden controlar la desesperación, y yo no.
¿Por qué es que todos pueden contener su depresión y yo no?, ¿acaso del dolor vengo siendo su único compañero? No es algo de presumir, lejos de eso, viene siendo causa de mi vergüenza que a su vez provoca más dolor, y todo comienza a girar sin detenerse hasta, quizá, morir.
Nada ni nadie que me detenga, la libertad de expresión es una tortura. Es hablar y nunca ser escuchado. Llorar sabiendo que nadie puede secar mis lágrimas. Lamentar cuando sabes que lo tienes todo y no lo puedes valorar porque en tu alma reside la sombra de una culpa. Esa culpa, por Dios lo juro, es inexplicable...e inevitable. El círculo que gira infinito, dolor lleva a causa y causa a más dolor. Al no poder guardar mi melancolía, lo expreso, me escuchan, y no me saben responder, entonces me aparto de todos y todo, para sólo ahogarme en desesperación, que después de un rato llego a expresar también...y el círculo se repite.
No hay solución, condenado a estar solo. Condenado a pregonar por un alma que me entienda, que me acaricie antes de que se lo pida, que me hable antes de que le llame. Que sepa pensar antes lo que voy a decir, que este un paso adelantado a mis acciones, y así, me pueda detener antes de caer al abismo.
Pero tampoco existe dicha alma. Como dije, los sueños nunca dejan de ser utópicos y carecen de límites.
Quizá morir. Demasiados huecos en mí ser como para llenarlos de los sueños de esta voluntad. Es preciso terminar con mi vida antes de que siga lastimando a mis seres adorados. Es justo dejar de lamentar y poner fin a todo esto, rascar la cicatriz no sirve de nada, es mejor clavar la bendita navaja en mis muñecas y dejar que fluya. Es más conveniente saltar de muy alto para que el viento en mis oídos me deje sordo de comentarios hipócritas que sólo pretenden conservarme vivo en una jaula para su propia satisfacción. Son muchos los que desearían no tomara yo esta decisión, pero no lo hacen por mi bien, sino por el de ellos.
¿Romper mi alma tiene costo? Si, la salud de los que en verdad se preocupan por mí. Si hay una razón por la que no he saltado es por los que supuestamente me aman. ¿No se podrá acaso, pedir algo diferente? Si.
Desearía con todo mi corazón carecer de razón, carecer de juicio y de sentimientos. Que fuese yo como una planta, un robot. Que sólo respirara, me moviera, y que obedeciera órdenes. Haría sólo lo que me pidiesen mis allegados, sea lo que sea, con tal de satisfacerlos y hacerlos felices, como se merecen. Quisiera estar hueco, ser sólo un juguete sexual. Que no tuviera sentimientos ni depresiones para no tener que expresar nada y así no lastimar a nadie. Hacer sólo en lo que soy útil.
No hay salida, después de todo lo dicho, no quedan más que los malditos sueños.
Hoy soñé que moría, y fue hermoso. ¿Por qué no? Basta de tantos aplausos hipócritas, comentarios de apoyo que no son lo que busco. Nadie me puede contestar, ni tú, ni yo.
Quisiera estar muerto y este día lo voy a cumplir.
//Strange Are The Ways Of The Wolfhearted...
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